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Bajo de Pipanaco

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Bajo de Pipanaco

Notapor kiko accietto » Jue Ago 01, 2019 1:13 am

Después de cinco años o más, nuevamente pensamos en recorrer el “Bajo de Pipanaco”, pero esta vez entrando por la RN40 (suroeste del bajo). Los objetivos eran: visitar la “Iglesia Pintada”, “Fuerte del Pantano”, “Oasis de Tucma”, “Salar de Pipanaco” y “Tucumanao”. Para en el regreso a Córdoba dejar la RN60 en “Casa de Piedra” y tomar por la “Ruta de los Cabritos”, atravesando las salinas grandes para salir al poblado de “Quilino”.
Cómo en la mayoría de estas salidas, muchos son los interesados en acompañarnos, pero llegado el momento no son tantos; al final solamente quedamos 3 camionetas que participaron de la travesía, la Ranger Limited de Juan Gasolero con su copiloto Pablo, Chevrolet Cativa de Daniel con su copi Kelo y la Ranger mía con mi incondicional copiloto Gerardo y su amigo Pablo.
El día jueves 25 de julio, partimos desde casa en Despeñaderos tipo 13hs, para encontramos con Juan y Pablo en Jesús María, donde se impuso el almuerzo de emparedados de fiambres caseros y continuar viaje hacia Aimogasta, donde teníamos planeado encontrarnos con Daniel y Kelo para cenar y hacer noche. Después de una buena cena con agradable sobremesa y el merecido descanso, el día viernes desayunamos bien temprano e iniciamos el itinerario… Lo primero fue encontrar la entrada al bajo de Pipanaco, lo que habíamos visto por fotos satelitales, ahora había un alambrado, lo que por conocimiento de Kelo, retrocedimos para encontrar un paso abierto en dicho alambrado (por donde entró el Dákar), sin mayores percances (solo un par de atascadas de la Cativa, que obligó a eslingar y desinflar las gomas), llegamos a la Iglesia Pintada, estuvimos el tiempo necesario para tomar las fotografías correspondientes y apreciar lo que otrora fuera esa Iglesia en medio de un desolador desierto, para continuar hacia el “Fuerte del Pantano”, en donde nuevamente se impuso el detenernos, esta vez, no sólo para las fotografías correspondientes, también para nuestro almuerzo picada, reparar una cubierta pinchada de la Cativa y seguir camino para llegar a los oasis, primeramente uno más pequeño pero igual de impactante y a un par de kilómetros el de Tucma que sorprende rodeado de monte de espinillos, algarrobos, entre otros y con sus elevadas e imponentes palmeras, en ambos oasis las aguas son termales, que a pesar de ubicarse en una zona de tierras salitrales, el agua es dulce y me atrevo a decir que potable, prueba de ello es la gran cantidad de mojarritas que viven en sus aguas, luego de la parada en tan hermosos oasis, continuamos con rumbo al salar de Pipanaco, por el cual transitamos admirando los impactantes espejismos que regalan los salares, de sureste a noroeste, hasta encontrar la huella que une la localidad de Saujil con Tucumanao, allí tomamos rumbo al oeste, por una huella de surcos profundos, formados por un pesado y durísimo guadal que habla de la bravura del terreno. El polvo que levantan las camionetas en el aire imposibilita la visión a las que vienen atrás, lo que obliga a detenerse para esperar que el mismo se disipe, en esas complicadas condiciones en que en varias oportunidades las camionetas arrastraban la panza en la huella, fue que la Cativa, por su menor despeje comenzó a fallar el embrague, seguramente por estar lleno de esa tierra y el gran esfuerzo para sortear el cruel obstáculo, hasta que hubo que desencajarla en varias oportunidades, sin ignorar que eslingar una camioneta totalmente colgada, al hundirse en ese suave talco que abajo oculta al camino, no es tarea fácil y menos aún manejando casi a ciegas, pero llegó el momento que la Cativa dijo “basta, mi embrague no funciona más” a unos 5 kilómetros de llegar a Tucumanao, ahí mismo con las últimas luces del día, comenzó la principal odisea de esta travesía, enganchada con la lanza triángulo diseñada para sacar chatas de la cordillera, en 1ra. y 2da. de baja, con bloqueo y escuchando relinchar los 200 caballos, muy lentamente avanzábamos, incluso en varias oportunidades quedando atascada la forincha, en la que algunas veces hamacando lograba salir, en otras era necesario desenganchar la Cativa, avanzar con la forincha hacia piso más firme, para luego mover la cativa con eslinga, hasta poder volver a engancharla y así continuar, a ello, se sumaba una multiplicidad de huellas que se entrecruzan y dificultan encontrar cuál es la mejor para salir al pequeño poblado de Saujil, pero tuvimos la suerte de encontrar unos paisanos que nos indicaron la más adecuada, aunque tampoco era para lucirse, pero bueno después de 5 hs. en las que transitamos 23 kilómetros, llegamos a la huella que en mejores condiciones y tras recorrer unos 5 ó 6 kilómetros nos dejó en Saujil. Ya en el poblado, una linda cena de empanadas y pizzas caseras, con buen vino catamarqueño y el reparador y merecido descanso.
El sábado desayunamos temprano y todos de cabeza para analizar el estado de la Cativa, realmente era complicado, así que Daniel decidió llamar la grúa para llevarla a Chilecito. Esperamos que llegara la grúa, nos despedimos de Daniel y Kelo y tomamos hacia Casa de Piedra, ni bien llegamos, dejamos la RN60 para entrar hacia el sureste en un ripio que lleva a un pequeñísimo poblado “El Quimilo”, unos 10 kilómetros más y otro paraje “Palo Santo”, se continúa por una fina huella que corre entre un monte bajo y es inevitable alguna raya en el costado de la camioneta, hasta que alcanza las salinas propiamente dicha, de donde tras recorrer unos 50 kilómetros aproximadamente se llega a un puesto y a metros de él se encuentra la RP-306, que tomándola hacia el este, pasando por “Los Baños de Unquillo”, algunos establecimientos rurales como Árbol Blanco, Las Corzuelas, entre otros, aproximadamente a 70 kilómetros llegamos a Quilino, en donde nos alojamos y se impuso una buena cena de cabrito en el tradicional restaurante “El Gordito José”.
El domingo después del desayuno, nos despedimos de Juan y Pablo que partieron más temprano hacia la provincia de Bs. As., nosotros un rato más tarde, continuamos hacia Córdoba Capital y desde allí a Despeñaderos….
Eso fue todo. Ahora las fotos…

Entrando a Pipanaco desde RN40
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Iglesia Pintada (yo la llamaría Iglesia Enterrada)
Imagenanthropologist average salary
Fuerte del Pantano
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Imagenservice station near me

Cruce de Río Colorado ó Salado
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Primer Oasis (nadie supo decirme su nombre)
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Oasis de Tucma
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Imagenwhere can i upload pictures for free

Salar de Pipanaco
Imagenhow to upload image on internet

Hacia Tucumanao y rotura de Cativa
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Cruzando las Salinas Grandes
Imagennearest comerica bank

La gente que habita el puesto al final del cruce de las Salinas

Imagenhow many vaults are in fallout

Juan llegando al bañado de Unquillo
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Re: Bajo de Pipanaco

Notapor Wallly » Jue Ago 01, 2019 8:51 am

Hola Kiko !!!!
Como siempre excelentes viajes, y relatos!!

Gracias por compartirlos!!!

Espero que estes muy bien!!!
Sdos
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Tomando Confianza
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Re: Bajo de Pipanaco

Notapor nescriva » Vie Ago 02, 2019 9:07 am

Hola Kiko, gracias por subir este relato, la verdad es que es un placer leerlo, siguiendolo al mismo tiempo por google maps, al final es como si hiciesemos el viaje con ustedes.

Saludos, Nicolás

Empezando
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Re: Bajo de Pipanaco

Notapor leafout » Sab May 14, 2022 6:22 am

kiko accietto escribió:Después de cinco años o más, nuevamente pensamos en recorrer el “Bajo de Pipanaco”, pero esta vez entrando por la RN40 (suroeste del bajo). Los objetivos eran: visitar la “Iglesia Pintada”, “Fuerte del Pantano”, “Oasis de Tucma”, “Salar de Pipanaco” y “Tucumanao”. Para en el regreso a Córdoba dejar la RN60 en “Casa de Piedra” y tomar por la “Ruta de los Cabritos”, atravesando las salinas grandes para salir al poblado de “Quilino”.
Cómo en la mayoría de estas salidas, muchos son los interesados en acompañarnos, pero llegado el momento no son tantos; al final solamente quedamos 3 camionetas que participaron de la travesía, la Ranger Limited de Juan Gasolero con su copiloto Pablo, Chevrolet Cativa de Daniel con su copi Kelo y la Ranger mía con mi incondicional copiloto Gerardo y su amigo Pablo.
El día jueves 25 de julio, partimos desde casa en Despeñaderos tipo 13hs, para encontramos con Juan y Pablo en Jesús María, donde se impuso el almuerzo de emparedados de fiambres caseros y continuar viaje hacia Aimogasta, donde teníamos planeado encontrarnos con Daniel y Kelo para cenar y hacer noche. Después de una buena cena con agradable sobremesa y el merecido descanso, el día viernes desayunamos bien temprano e iniciamos el itinerario… Lo primero fue encontrar la entrada al bajo de Pipanaco, lo que habíamos visto por fotos satelitales, ahora había un alambrado, lo que por conocimiento de Kelo, retrocedimos para encontrar un paso abierto en dicho alambrado (por donde entró el Dákar), sin mayores percances (solo un par de atascadas de la Cativa, que obligó a eslingar y desinflar las gomas), llegamos a la Iglesia Pintada, estuvimos el tiempo necesario para tomar las fotografías correspondientes y apreciar lo que otrora fuera esa Iglesia en medio de un desolador desierto, para continuar hacia el “Fuerte del Pantano”, en donde nuevamente se impuso el detenernos, esta vez, no sólo para las fotografías correspondientes, también para nuestro almuerzo picada, reparar una cubierta pinchada de la Cativa y seguir camino para llegar a los oasis, primeramente uno más pequeño pero igual de impactante y a un par de kilómetros el de Tucma que sorprende rodeado de monte de espinillos, algarrobos, entre otros y con sus elevadas e imponentes palmeras, en ambos oasis las aguas son termales, que a pesar de ubicarse en una zona de tierras salitrales, el agua es dulce y me atrevo a decir que potable, prueba de ello es la gran cantidad de mojarritas que viven en sus aguas, luego de la parada en tan hermosos oasis, continuamos con rumbo al salar de Pipanaco, por el cual transitamos admirando los impactantes espejismos que regalan los salares, de sureste a noroeste, hasta encontrar la huella que une la localidad de Saujil con Tucumanao, allí tomamos rumbo al oeste, por una huella de surcos profundos, formados por un pesado y durísimo guadal que habla de la bravura del terreno. El polvo que levantan las camionetas en el aire imposibilita la visión a las que vienen atrás, lo que obliga a detenerse para esperar que el mismo se disipe, en esas complicadas condiciones en que en varias oportunidades las camionetas arrastraban la panza en la huella, fue que la Cativa, por su menor despeje comenzó a fallar el embrague, seguramente por estar lleno de esa tierra y el gran esfuerzo para sortear el cruel obstáculo, hasta que hubo que desencajarla en varias oportunidades, sin ignorar que eslingar una camioneta totalmente colgada, al hundirse en ese suave talco que abajo oculta al camino, no es tarea fácil y menos aún manejando casi a ciegas, pero llegó el momento que la Cativa dijo “basta, mi embrague no funciona más” a unos 5 kilómetros de llegar a Tucumanao, ahí mismo con las últimas luces del día, comenzó la principal odisea de esta travesía, enganchada con la lanza triángulo diseñada para sacar chatas de la cordillera, en 1ra. y 2da. de baja, con bloqueo y escuchando relinchar los 200 caballos, muy lentamente avanzábamos, incluso en varias oportunidades quedando atascada la forincha, en la que algunas veces hamacando lograba salir, en otras era necesario desenganchar la Cativa, avanzar con la forincha hacia piso más firme, para luego mover la cativa con eslinga, hasta poder volver a engancharla y así continuar, a ello, se sumaba una multiplicidad de huellas que se entrecruzan y dificultan encontrar cuál es la mejor para salir al pequeño poblado de Saujil, pero tuvimos la suerte de encontrar unos paisanos que nos indicaron la más adecuada, aunque tampoco era para lucirse, pero bueno después de 5 hs. en las que transitamos 23 kilómetros, llegamos a la huella que en mejores condiciones y tras recorrer unos 5 ó 6 kilómetros nos dejó en Saujil. Ya en el poblado, una linda cena de empanadas y pizzas caseras, con buen vino catamarqueño y el reparador y merecido descanso.
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El domingo después del desayuno, nos despedimos de Juan y Pablo que partieron más temprano hacia la provincia de Bs. As., nosotros un rato más tarde, continuamos hacia Córdoba Capital y desde allí a Despeñaderos….
Eso fue todo. Ahora las fotos…

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Oasis de Tucma
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Hacia Tucumanao y rotura de Cativa
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Muy bonitas fotos. ¿Estás planeando un viaje similar este año?

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